REFLEXIONES



REFLEXIONES DE UN DOCENTE




Esta entrada es para hablarles un poco más de mí, mi nombre  Isabel Jiménez, nací en la Ciudad y Puerto de Campeche un día de mayo del año 77, he de haber sido una hija muy deseada pues mis padres me esperaron con esmero y considero que viví una infancia feliz y  una adolescencia esplendorosa. Hoy por hoy soy maestra, presto mis servicios en una escuela secundaria de la Ciudad en donde nací y radico; imparto la asignatura de matemáticas desde hace ya catorce años y quiero contarles que:

¡YO NO QUERÍA SER DOCENTE!


Encaminé mis ideales profesionales hacia el ámbito empresarial, pues decidí estudiar la Licenciatura en Administración de la cual egresé cerca del año 2000, para esas fechas, ya me encontraba casada y con un bebé en brazos. Con la responsabilidad que caracteriza a casi todas las madres y con el objetivo de dar una mejor calidad de vida a mi hijo además de apoyar al que era mi esposo - hablo en pasado pues ya no lo es - me emplee en una asociación civil durante algunos años, situación que no me permitió cumplir mi sueño de trabajar en una gran empresa. La fatalidad se hizo presente cuando mi padre de quien herede el ser maestro, enferma a tal grado de pensionarse con una invalidez total y permanente, como era costumbre de antaño, el sindicato apoyó mi interés de cubrir su plaza; mis primeros días como maestra fueron un espanto sin control de grupo alguno e idea de que contenidos impartir, salvo un plan y programa, el cual no recuerdo de donde conseguí. Fue así como me dí a la tarea de empezar a trabajar, pensé que si ya estaba en estos menesteres de la docencia, debería hacerlo bien y me inscribí en la normal en donde durante seis años me nutrí de conocimientos, amistades y mucho más. Todos los días representaban un reto para mí, el realizar mi planeación e imaginar que reacción tendrían mis alumnos con lo que había conseguido para ellos se convirtió en mi pasatiempo favorito, me convertí poco a poco en madre de no solo un hijo, si no de 30 cada cincuenta minutos, me enriquecí de sus experiencias como personas y aprendí muchísimo en esta nueva escuela de la vida. La emoción del inicio de cada ciclo escolar y la tristeza que te embarga al saber que los que un día fueron tus alumnos se irán se apoderó de mi pues sí que les gana uno cariño, aunque de vez en vez me hayan hecho ver mi suerte. 
Poco a poco pude a darme cuenta de que la administración y la docencia tenían mucho en común, el proceso administrativo había pasado a formar parte de un proceso educativo al cual del mismo modo había que planear, organizar, dirigir, y controlar, visualice desde otro ángulo la perspectiva empresarial pero ahora con un sentido humanista, pienso que esculpo mentes, que forjo armaduras,  para salir a librar la lucha diaria, para ser libres y poder sobrevivir en esta nueva era  con todas esas herramientas que obtuvieron. La noble labor de enseñar se hizo parte de mí y me enamore de ella cual adolescente con su primer amor con la más grande atención, pasión y convicción de que será lo que haré mientras tenga latidos mi corazón. El vivir día a día con bitácora en mano apoderándome de todo los que mis alumnos y mis compañeros maestros con gran humildad me enseñan. Es aquí en el aula en donde encuentro la tranquilidad y la seguridad de haber planeado y por qué no de haber improvisado alguna vez, en donde me siento admirada querida, esperada y mucho más. 
Es ahora cuando me doy cuenta de que no cumplí mi sueño, soy una administradora que 
soñó con trabajar en una gran empresa con un uniforme elegante, medias y zapatos de tacón; es ahora cuando me doy cuenta de que mi sueño evolucionó no solo soy administradora, soy madre, psicóloga, doctora, amiga y todo aquello que implique mi trabajo día a día. 

Si hoy en día me preguntan que me hace feliz, podría responder sin duda, 

- que contrariedad yo no sabía- que SER MAESTRA era lo que en realidad quería. 



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